jueves, 22 de febrero de 2018

Noticias (Reseteando la actualidad) 

LA BIBLIA DE NEIL YOUNG. El canadiense permite, hasta la llegada del verano, escuchar gratis sus 54 años de música. En los últimos tiempos, Neil Young ha sido el blanco de muchos humoristas estadounidenses. Como el más visible de los hippies supervivientes, está muy a tiro. Además, el tío Neil tiende a protagonizar desastres pintorescos. Desde ser demandado por Geffen Records, su propia discográfica (por publicar “discos atípicos”), al aparatoso incendio de su LincVolt, un prototipo de vehículo híbrido —electricidad más biocombustible— con el que pretendía compatibilizar su compromiso ecologista con su amor por aquellos inmensos coches de los años cincuenta.
Su otra obsesión es la fidelidad del sonido. Puso en marcha Pono, servicio digital de venta de música “con la misma calidad que en los estudios de grabación”. Contaba con un reproductor vistoso, conocido como “el Toblerone” por su forma triangular. La empresa se paró hace un año. Hay dos explicaciones: una, que nadie hizo las cuentas antes de lanzarse a la piscina y dos que Neil majestuosamente ignoró el desplazamiento del consumo musical hacia el streaming.
Dicen que se aprende de todas las catástrofes, incluso siendo tan cabezota como Neil. Desde el 1 de diciembre, funcionan los Neil Young Archives, una web con streaming que —me quito el sombrero— es posiblemente la fonoteca más exhaustiva de cualquier superestrella. Teóricamente, allí está todo lo que ha publicado, desde su estreno instrumental con The Squires (1963) al reciente The visitor (2017), más temas inéditos. Cerca de 1.000 canciones, y creciendo paulatinamente.


Atención: cada canción está acompañada por una ficha con los créditos (músicos, estudio, fecha, productor, sello) más fotos, documentos, el acceso a la letra y, ocasionalmente, a un vídeo que puede contener un directo, un spot radiofónico o un fragmento de una entrevista. Todo con la máxima calidad que permita el ancho de banda de cada visitante.
Y ahora llegan las idiosincrasias marca de la casa: ese trabajo hercúleo está ordenado, primero, como si fuera un chirriante archivador, con sus carpetas; segundo, con una cronología interactiva, que añade información sobre giras, libros, películas. Conviene saber que se ha optado por una estética viejuna (vaya usted a saber si buscaba un diseño steampunk) y que el funcionamiento es más caprichoso que intuitivo. Oiga, estamos hablando de Neil Young: no podría optar por algo convencional. Después de varias semanas usándolo, todavía descubres sorpresas.
Advierto que no todo se puede paladear. Los inflexibles contratos de la industria no respetan la voluntad completista del artista. Por ejemplo, aunque están catalogados aquí, no se permite escuchar los discos de Neil ahora bajo el paraguas de Universal Music: ni el single grabado para Motown, con los Mynah Birds, ni los desdichados álbumes para Geffen Records.
Aquí está el reto que Neil Young plantea a todos sus ilustres colegas: juntar, ordenar, optimizar toda su música, si sientes un verdadero compromiso con tu arte, sin confiar en que lo hagan (mal) Spotify o iTunes. Y la pregunta del millón: ¿cómo rentabilizar semejante labor? Está la opción de comprar discos, ropa, carteles a través de Amazon o de la tienda del artista, aparte la posibilidad de descargar archivos en alta resolución. Y la suscripción: los Neil Young Archives son gratuitos (¡aprovechen!) hasta el 30 de junio de 2018. Luego, habrá que pagar. (Fuente: EL PAÍS).


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